La incorporación del DNI informático lleva ya
12 años entre nosotros, desde marzo de 2016.
Presentó una gran
cantidad de innovaciones, como el kinegrama y la imagen láser
cambiante, y un microchip para poder realizar operaciones a
través de un ordenador.
Durante todos estos años desde su inicio, años el DNI
ha ido mejorando y añadiendo nuevas funciones que poco tienen que ver con los
primeros modelos.
Podemos
definir el DNI electrónico como una tarjeta identificativa con un
chip.
Muy similar a las tarjetas de crédito con chip que hoy en día nos ofrecen
los bancos, aunque lógicamente con medidas adicionales de seguridad a nivel
externo para evitar la falsificación.
Además de proporcionar
certificados de autenticación y de firma electrónica, es el documento de
referencia para la identificación personal (en cualquier trámite
administrativo, mercantil, privado...) y es documento de viaje (en la totalidad
de los países de la Unión Europea)
La principal
característica del DNI a día de hoy es que es compatible con los sistemas NFC,
no es necesario un lector de tarjetas, valdría simplemente con una Tablet o un
smartphone, se trata de un sistema de conexión de corto alcance y valdría con
acercarlo a la parte de atrás de nuestro dispositivo que estamos utilizando.
El contenido
del chip del DNI es la foto, el patrón de identificación dactilar, y la firma
manuscrita digitalizada. Es una tarjeta de un material
plástico (concretamente policarbonato), que incorpora un chip con información
digital y que tiene unas dimensiones idénticas a las del DNI tradicional.
(85,60
mm de ancho X 53,98 mm de alto)
Este método
permite identificarnos de forma electrónica desde cualquier punto para poder
acceder a la distinta información disponible.
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