Los cambios siempre traen consigo la acuñación de nuevos términos, y cuando estos cambios se dan en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación, el número de nuevas ideas y conceptos se amplifica de forma masiva: Obsolescencia Programada, The Internet of Things, o la Brecha Digital son un ejemplo de los nuevos conceptos que derivan de la constante evolución tecnológica.
Atendiendo a la importancia de éste último concepto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define Brecha Digital como la distancia existente entre los diferentes grupos sociales respecto al acceso y la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación. Esta divergencia digital puede producirse por cuestiones económicas, sociales o geográficas entre otras, y es un concepto sumamente relevante debido a que genera desigualdad de oportunidades entre las diferentes personas y grupos sociales. Así, desde un punto de vista más genérico, se pueden distinguir tres grandes bloques dentro de este concepto.
Hablamos de Brecha Digital de Acceso cuando las personas no pueden acceder a las TICs, bien porque las conexiones no llegan por motivos geográficos, como puede ser el caso de los pueblos pequeños, las tribus de las regiones brasileñas o los nómadas del norte de África, o bien porque no tienen el poder adquisitivo suficiente para adquirir los dispositivos que necesitan. Este tipo de brecha digital es más notoria entre los países desarrollados y los países no desarrollados. Los primeros cuentan con las capacidades y los recursos necesarios para llevar las conexiones y la información a los lugares más remotos de sus regiones, mientras que los países no desarrollados tienen mayores dificultades para ofrecer acceso a las TICs a todos sus ciudadanos.
Por su parte, la Brecha Digital de Uso surge cuando las TICs no se adaptan a las necesidades de todos los usuarios. Las personas de edades diferentes, de culturas diversas o de ámbitos laborales específicos tienen necesidades muy diferentes, y las TICs no siempre se adaptan a todas ellas. Por ejemplo, para los empleados del sector primario de un país no desarrollado, las TICs tienen mucha menor utilidad que para los empleados del sector terciario de un país desarrollado.
Por último, la Brecha Digital de Calidad de Uso hace referencia a las personas que no tienen las habilidades o las capacidades necesarias para hacer uso de las TICs. Esta diversificación es más notable entre los nativos digitales, quienes encuentran mayor facilidad y utilidad en las nuevas TICs, y los inmigrantes digitales, para quienes el desarrollo tecnológico y los cambios que de él derivan suponen muchas veces un problema.
Brecha Digital en el mundo:
A pesar de que para muchos navegar por Internet sea algo cotidiano, actualmente 4.000 millones de personas viven sin acceso a Internet. Concretamente, según datos de la UIT, tan solo un 51% de la población mundial puede acceder a la red. Además, dentro de ese porcentaje, el 85% se encuentra en países desarrollados. Por ejemplo, como podemos ver en la imagen a continuación, en África aproximadamente el 75% de la población no ha utilizado nunca Internet.
La falta de recursos económicos e infraestructuras de telecomunicaciones adecuadas son la principal causa de desigualdad. Además, la inexistencia de personal cualificado que sepa gestionar las infraestructuras y transmitir su conocimiento tecnológico intensifica la brecha.
En consecuencia, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el objetivo 9 (“Industria, Innovación e Infraestructura”) pretende “reducir la brecha digital y garantizar el acceso igualitario a la información y el conocimiento que se transmite por las redes”.
Brecha Digital en España:
En los países desarrollados, la Brecha Digital no depende del acceso, sino de la habilidad para usar la red. Como datos globales, en 2019 se identificó que en España el 45% de los trabajadores tiene dificultades con la informática, el 37% no ha utilizado nunca el correo electrónico y el 17% no sabe hacer ninguna actividad relacionada con la informática. Además, ésta diferencia aumenta si tenemos en cuenta aspectos como la edad, la renta o el género.
Para disminuir la brecha, en 2018, el Gobierno español destinó 150 millones de euros a ayudas para que “el 100% de la población en España tuviera el próximo año acceso a Internet con una velocidad de al menos 30 megabytes”.
Por tanto, la Brecha Digital es una nueva clase de desigualdad social provocada por la falta de acceso, conocimiento, capacidad de uso… de las TICs. Dicha diferencia tiene efecto en el desarrollo social y económico del país.
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