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miércoles, 8 de abril de 2020

Impacto de las impresoras 3D en el medio ambiente

Quienes sostienen que la impresión 3D constituye una tercera Revolución Industrial afirman que para serlo realmente debe lograr ser un método de manufactura que proteja al medio ambiente en la mayor medida posible. 

Hoy se puede medir la “huella ecológica” de esta tecnología en función de distintos puntos: la escala de producción, los materiales, y el ciclo de vida de los productos fabricados.

Además, el transporte es un factor importante en cuanto a impacto ambiental. La descentralización que permite la producción por medio de la impresión 3D conlleva un ahorro significativo en este campo con respecto a la fabricación centralizada.

1. La escala de producción

Un estudio realizado en 2013 compara la producción convencional basada en la inyección en moldes con la impresión 3D. Su veredicto es que, en términos ambientales, la impresión 3D es más óptima que la inyección para la producción de pequeña escala.

En el estudio, el tiempo estándar de producción se estableció en 50 minutos para ambos métodos para calcular el costo energético, y se comparó la producción en masa con la producción personalizada. Los resultados mostraron que la manufactura clásica no es buena ambientalmente hablando para bajos volúmenes de producción, mientras que la impresión 3D no puede competir con la inyección en moldes para la producción de grandes volúmenes.

Conclusión: en cuanto a la escala de producción, el impacto ambiental de la impresión 3D es menor en volúmenes de producción inferiores a 300 réplicas.

2. Los materiales

La mayoría de las impresoras 3D, utilizan dos tipos de plástico: ABS, derivado del petróleo, y PLA, de procedencia vegetal (almidón de maíz). También hay muchos otros materiales en uso y en experimentación.

Desde el punto de vista ambiental, la impresión 3D es favorable en cuanto a los materiales en dos aspectos. Por un lado, por la composición de los materiales en sí mismos. Y, por el otro, por la cantidad de material usado para la producción. Otra ventaja es la ligereza de las piezas construidas. Con la impresión 3D se pueden fabricar objetos un 50% más livianos que con la inyección en moldes.

Sin embargo, hay un aspecto en el que no es tan sustentable: el requerimiento energético. Las impresoras 3D que usan calor o una fuente de energía (láser, UV) para derretir el plástico consumen 100 veces más energía eléctrica que la fabricación tradicional para producir un objeto del mismo peso.

Otra contra de la impresión 3D es que muchas impresoras producen emisiones significativas de partículas ultrafinas (UFP). Estas partículas son nocivas para la salud porque se depositan en las vías respiratorias.

3.  El ciclo de vida del producto

Con respecto al ciclo de vida del producto, cuanto mayor sea este, menor será el impacto ambiental derivado de la fabricación. En este sentido, los productos fabricados por medio de la impresión 3D pueden resultar ventajosos.

Cuando a un producto compuesto por varias piezas fabricadas con inyección en moldes se le estropea una de ellas, por lo general debemos comprar un producto nuevo. La impresión 3D, en cambio, permite fabricar piezas aisladas, lo cual amplía el ciclo de vida de ese producto.


Por otro lado, la impresión 3D también permite el añadido de piezas nuevas o el reemplazo por otras mejores, lo cual optimiza y alarga la vida al producto original.

Por último, os dejo un vídeo en el que explica el uso de las impresoras 3D en un futuro cercano, y como veréis, no solo tendrá un impacto medioambiental, sino que también social.

1 comentario:

  1. Muy interesante ya que se está tratando algo que actualmente es una preocupación en las sociedades: el medio ambiente, el cambio climático...
    Por tanto conocer el impacto de estas tecnologías que yo considero que son importantes y muy útiles, me parece que es algo que hay que tener en cuenta a la hora de apoyar y promover las impresoras 3D.

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